Historia
Corrían los años 80’s las legislaciones iberoamericanas se encontraban distanciadas y ante ello un grupo de destacados juristas iberoamericanos sintió la necesidad y desarrolló la inquietud que prendería la llama que correría por todo Iberoamérica como una sola voz de unidad para el Derecho Maritimo tanto en el viejo continente como en el nuevo.
El escenario de inicio sería no otro que la ciudad antigua y señorial de Lisboa y con la torre de Belem de testigo mudo se vio el nacimiento de una idea, un pensamiento, una unidad que hermanaría a los iberoamericanos.
Pactando verse un año después, sellaron lo que sería una promesa inquebrantable. La cita, no podría ser en otro ligar distinto al que el mismísimo Cristobal Colón escogiera como su punto de partida para el nuevo mundo y cobijados por los antiquísimos muros del Monasterio de La Rabida en Huelva, España firmaron el destino de la que hoy una de las más sólidas instituciones del derecho Maritimo en los tiempos modernos.
No es una exageración decir que fueron intensos los debates que se llevaron acabo para decidir quién tendría el gran honor de capitanear por vez primera al Instituto. Ese honor le fue conferido al portugués Don Mario Raposo, quien vería grabado su nombre en letras negras con fondo de oro en el más emblemático instrumento y posesión más preciada de la Institución. El Astrolabio, mítico instrumento de la navegación y símbolo inequívoco, un objeto donado por el Gobierno de Portugal, data del siglo XIII y es en la placa dorada que se encuentra al interior de la caja de madera que lo contiene, que se fueron grabando los nombres de todos y cada uno de los hombres y mujeres ilustres que han dirigido los destinos de la institución desde entonces hasta nuestros días. De mano en mano como si fuera de puerto en puerto, el astrolabio es entregado al término de cada mandato al siguiente presidente para continuar la labor de unificación y difusión del derecho marítimo.
Autor: Dr. Bernardo Melo Graf - México